sábado, marzo 14

Arena

Puede ser que lo mejor ya me haya sucedido
y después de ello no quede nada más que el desierto.
Y ya no es aquél desierto que en algún punto se funde con el mar
es sólo un desierto que me quema la cabeza
y me llena de varices el alma.
Mejor no camino.
Es que caminar ¿para qué?
¿Hacia dónde?
Tendré acaso una laguna en el cerebro
porque no recuerdo hacia dónde quedaba el mar.
Y en el mar no hay peces
ni brillo en la espuma.
El mar es un mar plano
en el que nunca vislumbré futuro.
Soy la paria en mi tierra de parias
no tengo derecho de nadar.
Aquí se nace así,
con demasiado sol en la cabeza,
con demasiado desierto en el alma.
Y no es más que arena
esos pensamientos que tuve
que el viento se encargó de esparcir.
Estoy sentada en el cactus seco
esperando que el viento convierta esta estatua en arena
para poderme separar.

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