miércoles, junio 4

Diálogos

La televisión no la disfruto nunca pero la utilizo como método efectivo para que sus ruidos acompañen mi soledad. Los ruidos externos me ponen muy nerviosa, siempre imagino que hay alguien o algo ahí fuera que espera atacarme, y que sabe perfectamente mis horarios y mis hábitos, por eso atacará en el momento en el que me encuentre más vulnerable.
Hace seis años tuve un ataque nervioso a causa de esto, tenía doce años y le lloraba a mi mamá por el teléfono rogándole que viniera a casa, que esta vez sí había alguien en la ventana –No, no lo vi, pero puedo sentir su respiración a través de las paredes.
Era absurdo, siempre estaba sola. Me compró una televisión y me di cuenta que sus conversaciones distraían mi cabeza, no me interesaba el diálogo pero sentía que me salvaba.  Además ahora tengo un celular, así que cuando me siento muy sola hablo con mi mamá o mensajeamos un poco mientras acaba su turno en el hospital. Me cuenta cómo ve a otras niñas como yo, pero claro, ellas son valientes; se trasladan al hospital y se desplazan por la calle con un sombrero grande con flores de colores. Y yo mientras me envuelvo en las conversaciones sin sentido que el aparato me ofrece.
Pánico, dice la pantalla, pero no importa, nunca la veo. La prendo cuando el sol ya me está dejando por la tarde. Puedo pasar toda la mañana sola, pero la noche me aterra. El aparato comienza a producir gritos y conversaciones que me alteran, cuando volteo hay fuego y una figura sangrienta se desplaza con los ojos muy abiertos.
El corazón cuando se acelera mucho a veces me duele. Ese dolor hace una presión extraña que no me deja respirar. Mientras los ojos se me llenan de agua la respiración se vuelve cada vez más rápida y difícil… ya sé a dónde me llevará esto.
Una palabra es todo lo que ocupo pero mi celular no está en el cuarto, me aventuro a girar la perilla y echar un vistazo al resto de la casa, pero no lo encuentro. Siento como el cuerpo se estremece como si quisiera desfallecer, y cuando volteo una luz me atrae en la ventana fuera de la casa… es mi celular -¿A mí me buscabas?.

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